Gamificación, ¿Aprender jugando o jugar para aprender?
El juego (libre o dirigido) es algo fundamental en las primeras etapas de la vida. Por eso debería aplicarse tanto en el primer ciclo de Infantil (de 0 a 3 años) como en el segundo (de 3 a 6 años) y, ¿cómo podemos conseguirlo? la gamificación es la respuesta.
La gamificación es una técnica de aprendizaje en la que se usan las dinámicas propias del juego en entornos que no tienen por qué ser lúdicos, logrando una mayor conexión con el alumnado, más indice de participación y motivación, y como consecuencia, mejores resultados educativos.
En realidad siempre se ha utilizado la gamificación en EI, pero en el contexto actual, con una sociedad hiperconectada y niños/as nativos digitales hace necesaria la inclusión de las TICs en las estrategias de gamificación en el aula.
Las ventajas de la gamificación son las siguientes:
- Motivación: para estimular el interés por aquellas tareas o aprendizajes que pueden resultar más complicados o poco atractivos. El hacerlo de modo lúdico facilita la interiorización de conceptos.
- Cooperación: mayor capacidad para la resolución de conflictos, la cooperación y el trabajo en equipo. Esto, a su vez, fomenta la socialización entre el grupo de iguales.
- Concentración: algo común en cualquier juego y que no siempre es fácil de conseguir con alumnos de poca edad.
- Mejora de habilidades cognitivas: desarrollo de la memoria, del pensamiento lógico, la deducción…
- Mejora de habilidades psicomotrices: mayor destreza visual, coordinación ojo-mano, la lateralidad…
- Alfabetización digital: este primer contacto con ordenadores y nuevas tecnologías permite familiarizarse con los niveles más básicos de alfabetización digital. A estas características generales habría que añadirle aquellas relacionadas con la diversidad. Y es que, tal como señalan Sánchez-Rivas, Ruiz Palmero y Sánchez-Rodríguez (2016),“los docentes que usan la gamificación en el aula con alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), perciben mejoras significativas en su aprendizaje”.
- Adaptación a cada alumno: la gamificación permite una adecuación a las necesidades y ritmo de cada alumno. La personalización facilita un aprendizaje más ajustado a la diversidad.
- Mejor aprovechamiento del tiempo en el aula.
- Mayor autoestima y autoconcepto.
¿Cómo podemos aplicarla al aula de Educación Infantil?
El punto de partida para aplicar la gamificación en Infantil es que debe ser una herramienta transversal con la que trabajar diferentes cuestiones a un mismo tiempo. Así, servirá para abordar temas de educación ambiental, vial, salud o igualdad. En la práctica, y tratándose de la etapa inicial de escolarización, este tipo de planteamiento se traduce en que al mismo tiempo que los niños juegan pueden aprender conceptos matemáticos, los colores o sobre la fauna de una zona.
La gamificación debe ser un complemento de los métodos pedagógicos más tradicionales y aplicarse tanto en soporte tecnológico como en otros más clásicos. Para que sea exitosa hay que tener en cuenta las particularidades del grupo y los objetivos que queremos conseguir y que, al tratarse de estudiantes de Infantil, lo que predominará será el juego simbólico. Además, los recursos son más limitados al contar con el hándicap de que son alumnos que no saben leer. Deberán primar los que sean divertidos, intuitivos, que permitan la repetición, volver atrás, asumir nuevas identidades y roles, historias con personajes fantásticos… No se trata de sentar a un niño frente a un videojuego sin más.
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